jueves, 10 de mayo de 2018

Fumus, el enemigo

La contaminación que causa principalmente el uso de combustibles sólidos, como la leña y el carbón, son el mayor enemigo de los pulmones para millones de personas, y está más cerca de lo que pensamos.

La contaminación del aire es el cuarto factor de riesgo más importante para la reducción de la esperanza de vida, por delante de la mala alimentación, la hipertensión o el tabaquismo.
La contaminación que causan las finas partículas de la industria, el tráfico de vehículos o la calefacción, aparece en novena posición de la clasificación de factores de muerte precoz y discapacidad.
Cerca de 3.000 millones de personas, sobre todo en los países pobres, utilizan "combustibles sólidos" para cocinar con hornillos rudimentarios o con fuego abierto, estos hornos y cocinas emiten partículas finas de monóxido de carbono (gas muy tóxico para el hombre) y otros contaminantes a niveles exposición al humo que produce la combustión de leña o carbón: infecciones agudas de las vías respiratorias agudas, bronconeumopatías crónicas obstructivas y cáncer de pulmón. El utilizar estos combustibles aumenta los valores "hasta cien veces superiores a los límites que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS)"
Y si a esto añadimos que una dieta con alto contenido de carne cocinada al carbón, puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades de estómago, colon y recto. 

Múltiples estudios señalan que cocinar alimentos sobre la llama, promueve que en la superficie, especialmente si se trata de carne, ya sea de res, de ave o de pescado, se formen sustancias conocidas como "aminas heterocíclicas", altamente asociadas al desarrollo de algunos tipos de cáncer, sobre todo cuando la grasa cae sobre el fuego, el humo y las llamas que impregnan al alimento dejando también sustancias cancerígenas denominadas hidrocarburos aromáticos policíclicos.
En sudamerica, hacer tortillas sobre un fuego humeante es un modo de vida. Las mujeres pasan en promedio cuatro horas al día cocinando para sus familias, e inhalando rutinariamente el humo tóxico que proviene de la combustión de la leña y carbón vegetal. Esto causa 37.000 muertes prematuras al año. No olvidemos que el humo de un típico fuego de leña o carbón equivale a fumar alrededor de 400 cigarrillos por hora.
La opción más saludable es cocinar los alimentos sin carbón, qué es el emisor de las sustancias dañinas y que la carne no llegue al punto de quemarse, que la carne no sea braseada, que sea simplemente a la parrilla que es bastante diferente. 

La solución es sencilla utilizar aparatos de cocina limpios,
prácticos, más seguros y menos contaminantes, que utilicen gas licuado del petróleo, gas natural, biogás y cocinas eficientes eléctricas que reducen drásticamente los peligros de la combustión de biomasa, además estos métodos son más asequibles y sostenibles.
En la hostelería es un riesgo laboral y en la vida hogareña no deja de ser una cara insensatez.

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